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Lunes, 04 de Marzo de 2013 10:08

El flujo internacional de capitales declinó en los dos últimos años. La cifra del 2012 es N 61% inferior a la del 2007, el año de mayor movimiento

 

Hace no muchos años, el capital se movía por el mundo más rápido que en toda la historia. La economía mundial se integraba más estrechamente y la tecnología contribuía a facilitarles a los bancos e inversores el traslado de su dinero a la otra punta del globo si las perspectivas eran más atractivas allí.

 

Pero luego vino la crisis financiera que, según indicó esta semana un informe del McKinsey Global Institute “invalidó muchos de los supuestos del mundo sobre la inevitabilidad del crecimiento y la globalización”.

 

El año pasado, estimó el informe, el flujo de capitales cayó 13% respecto del año anterior. Y si bien la cifra fue superior a la del peor momento de la crisis crediticia, todavía dista un 61% del año de mayor flujo, el 2007.

“Algunos de los cambios que están ocurriendo representan una saludable corrección de los excesos de los años de la burbuja”, señaló el informe de McKinsey; pero existe el riesgo de que la globalización se revierta en exceso.

 

“Si nos movemos a un estado de cosas en el que el sistema financiero global esté más balcanizado, eso hará subir el costo del capital para más tomadores y quizás debilite el crecimiento económico”, dice Susan Lund, del McKinsey Global Institute, autora primaria del informe.

 

El gráfico muestra las estimaciones del Instituto para el flujo internacional de capitales, que totalizó US$4,6 billones en el 2012, después de haber alcanzado los US$11,8 billones en el 2007.

 

Del total del 2007, US$10,2 billones fueron a países desarrollados, y US$1,6 billones a países en desarrollo.

 

El año pasado, los flujos de capitales fueron de US$3,1 billones (una caída del 69%) para los países desarrollados, y de US$1,5 billones (una caída del 10%) para los otros.

 

Discriminando entre los diversos tipos de flujos, el más estable es la inversión extranjera directa, en la cual una compañía construye una empresa o negocio o adquiere el 10% de uno existente. Con mucho, la forma menos estable de los flujos son los préstamos, que por lo general son de corto plazo y pueden ser retirados rápidamente, causando grandes desórdenes.

 

La crisis monetaria asiática de fines de la década del 90 les enseñó a los países en desarrollo los peligros potenciales de préstamos que hoy pueden estar y mañana irse, una lección que algunos países europeos, lamentablemente para ellos, ignoraron. El Instituto calculó que en 2006 y 2007, el monto de capitales que fue a Irlanda más que duplicó el PBI del país. Y que la mayoría fue en la forma de empréstitos y bonos, instrumentos de deuda que en muchos casos no pudieron ser repagados.

 

Las emisiones internacionales de empréstitos y bonos han declinado particularmente en Europa occidental, donde la crisis del euro llevó a muchos a retirar fondos y empujó a los bancos a concentrarse en los mercados locales. Durante los cuatro años intermedios de la última década, más de US$1 billón de bonos del oeste europeo fueron comprados por extranjeros cada año. En cada uno de los últimos dos años, más bonos se vendieron de vuelta al país emisor que las ventas internacionales nuevas.

 

Durante varios años, China ha sido el mayor receptor de inversión extranjera directa y eso se mantiene, con un flujo de US$260.000 millones el año pasado. Pero también envió US$120.000 millones de esas inversiones hacia otros países, aproximadamente lo mismo que Japón y más de lo que envió cualquier otro país excepto los EE.UU., según las estimaciones

 

Fuente:  iEco