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PARAGUAY - TRABAJO DECENTE Y DESARROLLO HUMANO: DOS VÍAS PARA MEJORAR LA VIDA DE LAS PERSONAS PDF Print E-mail
Wednesday, 23 October 2013 11:16

 

Este informe analiza el desarrollo de las personas en Paraguay vinculando dos paradigmas: Desarrollo Humano (DH) y Trabajo Decente (TD), empleados por el PNUD y la OIT, respectivamente.


El enfoque de DH sostiene que las políticas sociales y económicas deben ampliar las capacidades individuales y la libertad de las personas para lograr una vida mejor. En consecuencia, una prueba esencial del desarrollo, que incluye la reducción de pobreza es si, de facto, la gente ha logrado mayores libertades. El DH se fundamenta en dos elementos básicos:

 

a) la formación de capacidades humanas, tales como mejor salud y mejores conocimientos y habilidades, y b) el uso de las capacidades adquiridas, por las personas, para actividades productivas, el ocio y/o la participación en actividades sociales, culturales o políticas.

 

De acuerdo a esta definición de Desarrollo Humano, el ingreso económico es sólo una de las dimensiones que genera y define el bienestar. Con frecuencia es instrumental para acceder a capacidades y ejercer libertades, pero no es, por sí solo, el fin del proceso de desarrollo.

 

Este enfoque de Desarrollo Humano permite pasar de un concepto de crecimiento de la economía de un país, medido por el Producto Interno Bruto per cápita, al concepto de desarrollo de la gente, vinculado a libertades y capacidades que incluyen el bienestar. Es pasar de la economía a la gente.

 

El concepto del Trabajo Decente (TD) está fuertemente asociado con el DH a través de la expansión de las libertades reales de las personas o actores colectivos. La OIT define el Trabajo Decente como el trabajo productivo para los hombres y las mujeres en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana. Es decir, el Trabajo Decente supone una actividad productiva que aporte un ingreso justo, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las y los trabajadores y sus familias, que ofrezca mejores perspectivas de desarrollo personal y favorezca la integración social; que dé libertad a las personas para manifestar sus inquietudes, organizarse y participar en las decisiones que inciden en su vida; y que garantice la igualdad de oportunidades y de trato para todos. Los objetivos del TD deben existir para todos las y los trabajadores, en la economía formal e informal, en el empleo asalariado o trabajando por cuenta propia, en el campo, en la fábrica, y finalmente en su hogar o en la comunidad.

 

 

Paraguay es un país con Índice de DH medio, como otros de América Latina, con mejoras en la última década debido a la expansión de capacidades como la educación y el aumento en la expectativa de esperanza de vida. Sin embargo, queda rezagado en el continente, junto con otros países de altos niveles de pobreza y desigualdad, como Bolivia y El Salvador. De manera semejante, indicadores del TD también muestran mejoras en la calidad de empleo, en la extensión de la protección social y en la reducción paulatina de la informalidad. Aunque significativos, estos avances han sido relativamente lentos, reflejando impedimentos estructurales que inhiben la formalización del empleo, la persistencia de instituciones relativamente débiles, y la falta de mayores espacios para el diálogo social.

 

 

Como se observa en el siguiente gráfico, el logro de los objetivos estratégicos del TD amplía las capacidades (generales) y la (capacidad de) agencia relacionando el trabajo y las portunidades en el mercado laboral, lo cual contribuye al logro final del DH mediante el incremento de ingresos, la mejora de la salud del o de la trabajadora, y garantizando el acceso a procesos fundamentales como el diálogo social. Así, un mejor DH asegura un entorno favorable para el TD.

 

Las sinergias entre los conceptos son positivas, uno propicia al otro y viceversa, a través de la expansión de capacidades y oportunidades.

 

A lo largo de este Informe se analizan las dimensiones claves del DH: a) las capacidades humanas y de agencia, b) las oportunidades del mercado laboral, c) el contexto normativo, institucional y de políticas y d) cómo estas dimensiones se potencian con el TD. Se estudian las relaciones de complementariedad entre


ambos paradigmas, cómo sus elementos se refuerzan y potencian mutuamente.

 

Se han procesado las Encuestas Permanentes de Hogares, desde 2001 a 2011, para caracterizar los cambios en los indicadores de DH y de TD en Paraguay.

 

A lo largo de esta década, la esperanza de vida ha mejorado para toda la población, más personas cuentan con mejores niveles de educación formal y los ingresos reales per cápita tuvieron un leve incremento entre 2001 y 2011, a pesar de varias crisis. El nivel de pobreza para el total de las y los trabajadores bajó de 36,6% en 2001 a 34,3% en 2011.

 

Hoy existe mayor equidad en términos de empleo, ya que las brechas salariales entre hombres y mujeres asalariados están disminuyendo. Más trabajadores y trabajadoras tienen acceso al seguro social, pues la proporción de personas ocupadas asalariadas, incluyendo al empleo doméstico, contribuyendo al seguro social alcanzó 35,5% en 2011.

El proceso de reducción del empleo informal sigue sumamente lento pues solo se redujo de 87,1% en 2001 a 81,3% en 2011. No obstante, el marco legal e institucional ha mejorado, con la creación de nuevas instancias técnicas dentro del Vice Ministerio de Trabajo, como la Dirección de Seguridad Social y la Dirección de Empleo Juvenil. La creación de un Ministerio de Trabajo, Seguridad Social y Empleo sería un paso muy importante hacia una institucionalidad laboral acorde con los desafíos del siglo 21.

 

Hoy se implementan políticas nuevas como la del Empleo Juvenil y se ha avanzado en la incorporación de la dimensión de empleo en las políticas económicas y las políticas de inversión pública.

 

Ha habido cambios significativos en el acceso a la Seguridad Social y el Instituto de Previsión Social ha aumentado su cobertura abriendo la posibilidad para que las trabajadoras domésticas y las y los trabajadores independientes puedan afiliarse.

 

Durante los últimos años, han surgido nuevos espacios de diálogo social sobre la temática de empleo y se han fortalecido los existentes. Si bien la crisis política de 2012, en este ámbito, redujo la intensidad y la calidad del diálogo social. También se dieron importantes debates en el espacio público y en los medios sobre los proyectos de Ley de Empleo Juvenil y de las Micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes). Estos debates, pese a todas las diferencias de opinión, demuestran el interés para fomentar la inserción laboral de grupos altamente vulnerables y para fortalecer el dinamismo económico de las empresas de menor tamaño a través de programas crediticios y de apoyo a estos emprendimientos, y de la vigencia de regulaciones laborales. La ratificación de Convenios como el 169 sobre los pueblos indígenas y tribales y el 189 sobre el Trabajo Decente para las y los trabajadores domésticos representa una expansión significativa del espacio de acción gubernamental, diálogo social y reivindicación de los derechos de trabajadores y pueblos indígenas.

 

En consecuencia, resulta consistente que tanto el Índice de Desarrollo Humano (IDH) como el Indicador de la Calidad del Empleo (ICE), aproximación tentativa al TD generada por este Informe, registren mejoras a lo largo del período. Recuérdese que el IDH refleja la educación, medida por los años promedio de instrucción y años de instrucción esperados; la salud, a través de la esperanza de vida al nacer; y el estándar de vida, mediante el ingreso nacional bruto per cápita (PPA). Por su

parte el ICE registra el porcentaje de la población económicamente activa ocupada cuya ocupación principal le provee un ingreso por arriba de la línea de pobreza, que cuenta con seguro médico y que está aportando a una caja de previsión social (jubilación). El segundo gráfico presenta al IDH y al ICE para 2011, mostrando que a mayor nivel de DH, mejora el acceso al empleo de calidad (ICE). Estos indicadores cobran forma diferenciada en departamentos del país, comprobando su asociación en el ámbito del empleo y en el global medido por el IDH. Asunción y el Dpto. Central presentan mejores indicadores de DH e ICE que otros departamentos como San Pedro y Caaguazú.

 

Paralelamente, tanto el IDH como el IDH ajustado por la desigualdad (IDHD) y el Índice de Equidad de Género (IDG) tuvieron mejoras en los últimos años aunque ciertas dinámicas actuales favorecen a determinados sectores –el urbano, las y los trabajadores con empleos formales, el de personas con mejores niveles de educación formal, etc.- en detrimento de otros.

 

No obstante estos significativos avances en los indicadores de DH y de TD, se observan preocupantes estancamientos o mejoras muy limitadas o lentas. Sin duda, el empleo informal (que afecta 8 de cada 10 personas ocupadas en 2011) sigue siendo uno de los mayores problemas del mercado laboral en Paraguay: implica precariedad del empleo, exclusión de beneficios como pensiones, seguro médico y, con frecuencia, la falta de acceso a remuneraciones dignas. Asimismo, la mitad (incluyendo a empleadas domésticas) de la población asalariada carece de contrato por escrito; es sólo verbal. Persisten aún brechas de género, para las distintas categorías ocupacionales, en los sueldos y en la participación laboral.

 

El ICE muestra profundas brechas entre trabajadores que residen en áreas urbanas y rurales o sectores económicos o empleo público y privado, en términos de sueldos, acceso a un seguro médico y aporte a una jubilación. Los datos subrayan que vivir en la cuidad, trabajar en el sector secundario o terciario y en el sector público, por ejemplo, significa mejor calidad de vida y mejor posibilidad a acceder a un TD.

 

El Informe concluye que mejores condiciones de TD están asociadas con mejores indicadores de DH, y vice versa.

 

Al asegurar el TD, se contribuye a un mejor DH; invertir en DH para mejorar las capacidades contribuye a expandir el TD para todas las personas. Esta mejoría simultánea entre DH y TD, sin embargo, no es automática, y depende de la voluntad política y del desarrollo de las instituciones. Invertir en y fortalecer instituciones como el Vice Ministerio del Trabajo del MJT, o un eventual Ministerio del Trabajo, y la fiscalización, inspección y vigilancia del cumplimiento de las leyes laborales; mejorar el funcionamiento de escuelas y hospitales; y asegurar el diálogo social y el tripartismo, contribuyen tanto al Desarrollo Humano como al entorno favorable al Trabajo Decente. El entorno institucional y democrático debe también garantizar la sostenibilidad de estos cambios, y la generalización de los beneficios a toda la sociedad y a sus trabajadores.

 

Invertir en las capacidades de las y los trabajadores, en el Estado y en los mecanismos de diálogo social, potencia un mejor funcionamiento del mercado laboral, reduce la violación de los derechos fundamentales en el ámbito del trabajo evitando, por ejemplo, el trabajo forzoso y el trabajo infantil, favorece el empleo de grupos vulnerables, y fomenta el diálogo social.

 

El informe indica que hay varias oportunidades para mejorar el funcionamiento del mercado laboral e invertir en las capacidades del Estado para potenciar el Trabajo Decente y por ende el Desarrollo Humano. Es de suma importancia seguir invirtiendo en la fiscalización laboral junto con la generación de capacidades del Estado para monitorear el mercado laboral y el cumplimiento de la legislación laboral. Se debe continuar la inversión en las capacidades del Estado para recolectar datos y monitorear los términos y las condiciones de trabajo.

 

Además, redoblar esfuerzos para promover la formalización de muchos empleos  y a su vez, asegurar la inclusión de trabajadores precarios en el sistema de seguro social. La ampliación del sistema de protección social suele ser imprescindible mientras este proceso de  formalización se lleve a cabo, asegurando acceso a servicios básicos, salud y pensiones solidarias durante esta fase. Además, la protección social puede jugar un rol muy importante en reforzar esfuerzos  para eliminar el trabajo infantil a través de programas como Tekopora y Abrazo.

 

Por lo tanto, la creación de un efectivo Piso de Protección Social contribuirá, a mejorar la calidad de vida y el Desarrollo Humano y Trabajo Decente para todas las personas.

 

Documento completo en: http://goo.gl/wbK5VM

 

Fuente: PNUD