Lagarde propugna un “nuevo multilateralismo para el siglo XXI” |
Thursday, 13 February 2014 12:07 |
Las nuevas tendencias de la economía mundial exigen un compromiso reforzado con un nuevo multilateralismo
Desafío de un mundo más diverso y con el poder más disperso
El nuevo multilateralismo ha de ser más inclusivo, y ha de escuchar las nuevas voces en la economía mundial
Para responder a las tendencias económicas actuales y futuras se necesita un compromiso renovado con la cooperación internacional, dijo la Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, al pronunciar su discurso en la Conferencia Richard Dimbleby de 2014 en Londres.
Destacó “dos corrientes generales” que predominarán en las próximas décadas: las crecientes tensiones en las interconexiones mundiales y las crecientes tensiones en la sostenibilidad económica. Para abordarlas propuso lo siguiente:
Una solución “que tenga en cuenta el pasado y que sea apta para el futuro: un marco reforzado para la cooperación internacional. En pocas palabras, un nuevo multilateralismo para el siglo XXI”.
Elementos del nuevo multilateralismo
Los principales elementos de este multilateralismo reforzado serían los siguientes:
• Un compromiso renovado con la apertura económica y los “beneficios mutuos del comercio internacional y la inversión extranjera”. • La gestión de un sistema monetario internacional cada vez más complejo que está a “años luz” del viejo sistema de Bretton Woods. • La creación de un sector financiero mundial para la etapa posterior a la crisis que “esté al servicio de la economía productiva y no al servicio de sus propios fines”.
Además, Lagarde dijo que para abordar con eficacia cuestiones importantes como el cambio climático y la desigualdad, el “nuevo multilateralismo” exigirá un sentido más fuerte de responsabilidad mundial.
“El tipo de cooperación que tengo en mente para este nuevo siglo no será fácil”, dijo. “Incluso podría resultar más difícil a medida que pasa el tiempo, cuando la crisis llegue a su fin, cuando nos durmamos en los laureles, incluso cuando quizá se estén sembrando las semillas de la próxima crisis”.
Lagarde indicó que ya existen ejemplos específicos y en funcionamiento de cooperación, y citó las Naciones Unidas, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y el FMI. Instituciones a las que se las podría denominar modalidades de gobernabilidad mundial concretas —o “duras”—, explicó Lagarde.
También hay una serie de instrumentos “blandos”, que comprende grupos como el G-20 y las redes de organizaciones no gubernamentales. Lagarde explicó que estas modalidades de cooperación “dura” y “blanda” pueden complementarse entre sí.
“El nuevo multilateralismo debe tornarse más inclusivo, y abarcar no solo las potencias emergentes del mundo entero, sino también las crecientes redes y coaliciones que se encuentran íntimamente integradas en la estructura de la economía mundial. El nuevo multilateralismo debe tener la capacidad para escuchar esas voces y responderles”.
Superar la actual crisis
La prioridad inmediata para el crecimiento, dijo Lagarde, es superar la crisis financiera, que empezó hace seis años y aún no concluye.
“Esto exige un esfuerzo sostenido y coordinado para atacar los problemas que aún persisten: un legado de altos niveles de deuda privada y pública, sistemas bancarios débiles y obstáculos estructurales para la competitividad y el crecimiento, problemas que nos han dejado con niveles inaceptablemente altos de desempleo”.
Lagarde también advirtió que la integración financiera puede incrementar la frecuencia de las crisis y hacerlas más dañinas, y que la comunicación instantánea y masiva puede sembrar discordia y confusión. “Por estas razones, la economía mundial puede hacerse aún más propensa a la inestabilidad”.
Lagarde insistió en la cooperación internacional reforzada, que es esencial para gestionar estos riesgos.
Obstáculos a más largo plazo para la estabilidad mundial
Lagarde encuadró la actual crisis en el contexto de los importantes desafíos a largo plazo a los que se enfrentará el mundo en las próximas décadas:
• Factores demográficos, es decir, tanto el desafío del envejecimiento de la población en las economías avanzadas como la “burbuja juvenil” en muchos países emergentes y en desarrollo. Casi 3.000 millones de personas —la mitad de la población mundial— tiene menos de 25 años. Mucho depende de que se genere suficiente crecimiento y empleo para satisfacer las aspiraciones de esta joven generación. • Deterioro ambiental, a medida que más gente con más prosperidad explote al máximo los recursos naturales. Parte de la solución tiene que ser eliminar paulatinamente los subsidios energéticos, que en su mayoría benefician a las personas relativamente pudientes y no a los pobres. Recortar los subsidios y tributar debidamente el uso de la energía puede ser beneficioso tanto para el planeta como para sus habitantes. • Desigualdad del ingreso, ya que una distribución sesgada del ingreso atenta contra la velocidad y la sostenibilidad del crecimiento a más largo plazo. Los sistemas fiscales pueden contribuir a reducir la desigualdad mediante políticas de tributación y políticas de gasto concebidas con cuidado.
Lagarde también hizo un nuevo llamamiento a favor de una mayor igualdad y más oportunidades para la mujer. “Al impedir que la mujer contribuya, terminamos con niveles de vida más bajos para todos”, declaró.
“Permitir que la mujer participe en igualdad de condiciones con el hombre, algo a lo que me refiero como ‘Atreverse a aprovechar la diferencia’, puede transformar la situación económica mundial. Debemos hacer posible el éxito de la mujer, por nosotros y por todas las niñas —y niños— del futuro”.
Lagarde dijo que el riesgo es de un mundo más integrado —económica, financiera y tecnológicamente— pero más fragmentado en términos de poder, influencia y capacidad de decisión. “Esto puede crear incertidumbre, estancamientos e inseguridad…, y es algo que requiere nuevas soluciones”. El fortalecimiento de la cooperación —un nuevo multilateralismo— es indispensable para estas soluciones, señaló.
Fuente: FMI |