El potencial para profundizar los vínculos comerciales y financieros entre Asia y América Latina es enorme, y será crucial adoptar políticas adecuadas para que la alianza sea fructífera, señalaron los participantes.- Los vínculos comerciales entre Asia y América Latina se han afianzado, pero las regiones afrontan desafíos de ahora en adelante.
- La desaceleración económica de China afecta a los exportadores de materias primas de América Latina y podría incidir en los flujos financieros.
- El Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica puede ser positivo para el comercio mundial.
En la conferencia del 3 de marzo, denominada “Vínculos económicos entre Asia y América Latina: oportunidades, desafíos y políticas”, se señaló que era evidente que en el transcurso de la década pasada los lazos comerciales y financieros entre América Latina y Asia se habían afianzado. China, en particular, ha pasado a ser un importante mercado de exportación de las materias primas de América Latina. Los flujos de inversión entre ambas regiones también han estado creciendo, especialmente desde Asia hacia América Latina. Pero el futuro es más incierto. El reequilibrio de la actividad económica de China (de la inversión y la manufactura hacia el consumo y los servicios), la reducción de los precios de las materias primas y el endurecimiento de las condiciones financieras a nivel mundial están haciéndose sentir en Asia y América Latina, y también frenando mucho el comercio mundial. “Por primera vez en 20 años, el crecimiento del comercio es más lento que el crecimiento del PIB”, señaló el Subdirector Gerente del FMI Min Zhu en su discurso de apertura. La cuestión fundamental para ambas regiones es hallar la manera de promover el crecimiento y el comercio, dijo.
Zhu también mencionó la gran cantidad de acuerdos comerciales entre ambas regiones. En la última década los acuerdos comerciales suscritos entre ambos continentes se han multiplicado, de 2 en 2004 a 22 en 2013, y se esperan más. “La clave del éxito de los acuerdos comerciales es implementación, implementación, implementación”, aseveró Zhu. La conferencia, celebrada en la sede del FMI en Washington, reunió a representantes del sector académico, expertos regionales y autoridades de alto nivel, entre ellas el Representante Comercial de Estados Unidos, Michael Froman. Los participantes además analizaron la forma en que el nuevo Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), firmado el mes pasado por 12 países de la Cuenca del Pacífico, afectaría a ambas regiones y al sistema mundial de comercio.
Una relación cambiante Los panelistas analizaron los recientes y potenciales efectos de contagio entre China y América Latina, y los riesgos que estos implican. Según Andrés Gluski, presidente y ejecutivo principal de AES Corporation, el mayor riesgo a corto plazo para la relación comercial entre Asia y América Latina es el precio de las materias primas, que depende del crecimiento de China. En este contexto, para Margaret Myers, una Directora del Diálogo Interamericano, una cuestión esencial a más largo plazo para ambas regiones es la “diversificación de las interacciones”. Según Myers, el actual modelo —en el que un 80% de los préstamos concedidos a América Latina por los bancos que promueven las políticas de China se destinaron a proyectos de minería y desarrollo de la infraestructura— perpetúa la dependencia de las materias primas. El financiamiento bancario también se ha desacelerado a raíz del debilitamiento de los precios de las materias primas y el menor crecimiento tanto en China como en América Latina. Xie Wenze, profesor del Instituto de América Latina de la Academia China de Ciencias Sociales, mencionó tres ámbitos en los que la relación entre Asia y América Latina podría reforzarse más en los próximos 5 a 10 años: comercio, cadenas de producción e infraestructura. En el pasado, la cooperación económica entre ambas regiones estaba impulsada principalmente por el comercio, pero de ahora en adelante el principal motor será la cooperación financiera, añadió Wenze. Pero Moisés Naím, Miembro Distinguido de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, señaló que ambas regiones primero tendrían que “realinear su relación”. En el caso de China, este país tendrá que dejar de ser un “prestamista generoso, que no hace preguntas ni lleva a cabo mucha diligencia debida, y convertirse en un recaudador de deudas incobrables”. Varios panelistas estuvieron de acuerdo y exhortaron a China a aumentar la transparencia y recurrir más a mecanismos basados en el mercado en su estrategia de concesión de préstamos.
Un nuevo acuerdo Los participantes debatieron cómo el TPP afectaría la cambiante relación entre Asia y América Latina. El TPP es el mayor acuerdo comercial ente países avanzados y en desarrollo, y también el más amplio en cuanto a alcance y grado de liberalización, dijo Jeffrey Schott, investigador principal en el Instituto Peterson de Economía Internacional. Además, es un “acuerdo viviente”, en el sentido de que más países podrían unirse luego de que el TPP entre en vigor. Caroline Atkinson, ex asesora adjunta de Seguridad Nacional de Estados Unidos, manifestó que confiaba en que el Congreso de Estados Unidos ratificaría el TPP este año. “El TPP podría generar aumentos permanentes del ingreso real de cerca de USD 500.000 millones y exportaciones de bienes y servicios de más de USD 1 billón por encima de las proyecciones de referencia”, señaló Schott. La mayor parte de este aumento (alrededor de un 55%) corresponde a Estados Unidos y Japón, pero Vietnam y Malasia serían los más beneficiados en cuanto al porcentaje del PIB. Para Japón, el TPP es “sumamente importante” y le permite al país “dar un salto hacia una red mundial de acuerdos de libre comercio”, opinó Takatoshi Ito de la Universidad de Columbia. A países como Tailandia, Indonesia, Corea y Filipinas, que actualmente no son miembros del TPP, les sería muy provechoso adherirse. Pero la adhesión de China marcaría la diferencia clave que ayudaría a que todos los participantes a aprovechar las ventajas, señaló Herminio Blanco, ex Secretario de Comercio y Fomento Industrial de México. Para los panelistas el TPP es un acuerdo revolucionario, pues abarca seis dimensiones fundamentales (servicios, inversión, trabajo, medio ambiente, derechos de propiedad intelectual y comercio digital), establece estrictas normas laborales y ambientales, y cubre ámbitos nuevos como el comercio electrónico. El TPP da prioridad a eliminar barreras innecesarias al comercio que impiden que las empresas saquen provecho de la economía mundial y exporten sus productos, señaló el Representante Comercial de Estados Unidos Michael Froman.
Fuente: FMI por Natalie Ramírez-Djumena |