Las relaciones económicas entre América Latina y el Caribe y la Asociación de Naciones del Sudestes Asiático (en adelante ASEAN, por sus siglas en inglés) no han sido significativas al compararlas con las relaciones económicas existentes con otras regiones. En 1995, sólo 1,7% de las exportaciones realizadas por América Latina y el Caribe se dirigieron a los países de la ASEAN, en tanto que, para 2013, esta proporción aumentó a 3%.
En este documento se estudian las relaciones económicas entre la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y los mecanismos de integración de América Latina y el Caribe, específicamente: la Alianza del Pacífico (AP), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), el Sistema de Integración de Centroamérica (SICA), la Comunidad Andina (CAN) y la Comunidad del Caribe (CARICOM).
El período de estudio es de 1990 a 2013, atendiendo a la disponibilidad de los datos. Los mecanismos de integración estudiados incluyen, durante todo el período de estudio, los países miembros para 2013, sin considerar la fecha de entrada de los países ni el año de conformación del mecanismo. Sólo se hace una excepción en el caso de Venezuela, país que dejó de formar parte de la CAN en 2011 e ingresó formalmente en 2012 al MERCOSUR.
El trabajo está dividido en dos capítulos y las conclusiones. En el primero se describe el desempeño económico de la ASEAN y los mecanismos de integración de América Latina y el Caribe, resaltando el comportamiento de los principales indicadores macroeconómicos. En el segundo capítulo se estudian las relaciones económicas entre América Latina y el Caribe con la ASEAN, dividiendo el tema en dos ejes de acción. En primer lugar, se analizan las relaciones comerciales, clasificando éstas según su intensidad tecnológica; y en segundo lugar, se evalúan los flujos de inversión extranjera directa entre ambas regiones. Finalmente, en las conclusiones se muestran los principales hallazgos que surgen de la investigación.
En el primer capítulo se describe la participación de la ASEAN y los mecanismos de integración de América Latina y el Caribe en la economía mundial. Para ello, se estudia el tamaño de la economía y la magnitud de los flujos comerciales de los mecanismos, así como la evolución de su desempeño macroeconómico. Posteriormente, se observa el comportamiento de la inversión, para ello se analiza la inversión en maquinaria y equipo, el ahorro doméstico y los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) percibidos por cada mecanismo. Por último, se estudia la complejidad y sofisticación tecnológica en los flujos comerciales de los mecanismos de integración.
Al estudiar la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) medido en paridad de poder adquisitivo se observa el rápido y sostenido crecimiento que han experimentado las economías de la ASEAN, lo cual ha posibilitado un aumento en su participación en la economía mundial. Por su parte, América Latina y el Caribe ha reportado tasas de crecimiento más moderadas lo que ha llevado a una disminución en su participación en la economía global. El favorable crecimiento registrado por la ASEAN ha sido posible a través de una estrategia orientada al comercio internacional.
En cuanto a las tasas de inflación se observa que la década de los noventa se caracterizó por ser un período inflacionario tanto para América Latina y el Caribe como para la ASEAN. A partir de 2001, ambas regiones lograron reducir esta variable, aunque la reducción de la ASEAN fue menor que la experimentada por América Latina y el Caribe.
La evolución de la IED en la ASEAN y en los mecanismos de integración de América Latina y el Caribe ha reportado un comportamiento similar, el cual, se vio favorecido durante el alza en los precios de las materias primas (2003-2008). Al observar la composición sectorial de la IED en América Latina y el Caribe para 2013, se encuentra que 38% está dirigido al sector servicios, destacando Centroamérica y el Caribe, 36% al sector manufacturero y 26% al sector primario (CEPAL, 2013). Por su parte, en el mismo año, en la ASEAN el 33% de su flujo de IED se dirigió al sector manufacturero, 55% al sector servicios, 9% al sector primario y 3% a otros sectores (ASEAN Secretariat, 2014).
Con respecto al comportamiento del ahorro nacional bruto como proporción del PIB, la ASEAN ha mantenido niveles sostenidamente mayores al de los mecanismos de integración de América Latina y el Caribe. Este resultado le ha permitido a la ASEAN apalancar su inversión, utilizando en mayor medida recursos propios. Mientras tanto, América Latina y el Caribe ha dependido en mayor cuantía del financiamiento externo, por lo que la obtención de recursos a través del ahorro doméstico continúa siendo un reto para la región.
En cuanto a la complejidad económica, Hausmann e Hidalgo (2009), señalan que ésta se encuentra determinada por las capacidades no transables, en cuya diversidad reside la productividad de los países. De esta manera, la complejidad económica se convierte en un mejor predictor del crecimiento económico superando variables como la educación, la calidad de las instituciones o la competitividad. Al estudiar el Índice de Complejidad Económica (ECI, por sus siglas en inglés) se revela que 97% de los países de América Latina y el Caribe y 70% de los países de la ASEAN se ubican en niveles de complejidad bajos o medios (entre -1 y 0,5), lo cual se traduce en una escasa acumulación de capacidades productivas y niveles de ingreso per cápita inferiores a la de países con mayor niveles de complejidad.
En otro apartado de esta investigación, se realiza un estudio sobre la composición tecnológica de las exportaciones e importaciones de los mecanismos con base en la metodología formulada por la UNCTAD para clasificar los productos de acuerdo a su intensidad tecnológica. Esta metodología consta de seis tipificaciones: bienes de alta intensidad tecnológica, bienes de intensidad tecnológica media, bienes de baja intensidad tecnológica, manufacturas intensivas en recursos naturales, combustibles minerales, bienes primarios no combustibles.
Los resultados muestran que América Latina y el Caribe, se ha especializado en exportaciones de materias primas, especialmente alimentos y petróleo, en tanto que la ASEAN ha realizado esfuerzos para modificar su estructura exportadora de bienes de intensidad baja y media a bienes de alta sofisticación tecnológica, obteniendo resultados satisfactorios para el mecanismo. A pesar de ello, mecanismos de integración de América Latina y el Caribe como el SICA y la AP muestran algunos cambios en la estructura exportadora. En el caso del SICA se han establecido centros de producción de bienes de alta tecnología; mientras que en las economías de los miembros de la AP, se aprecian avances hacia un proceso de mayor apertura y atracción de IED.
Por su parte, el capítulo II contempla el estudio las relaciones económicas existentes entre los mecanismos de integración de ambas regiones, detallando la institucionalidad vigente. Posteriormente, se estudian los flujos comerciales considerando la magnitud y sofisticación tecnológica de las exportaciones e importaciones. Por último, se analizan los flujos de IED desde la ASEAN hacia América Latina y el Caribe, a fin de conocer su magnitud e identificar nexos existentes.
Al examinar el estado actual de las relaciones económicas entre las regiones, se encuentra que únicamente existen Tratados de Libre Comercio (TLC) entre países, sólo 4 (Chile, Costa Rica, Panamá y Perú) de los 33 países de América Latina y el Caribe han firmado acuerdos comerciales con países de la ASEAN, específicamente con Brunei, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam. Al observar los flujos comerciales entre las regiones se encuentra que el avance ha sido lento. Para América Latina y el Caribe el comercio con la ASEAN para 2012 representa casi 3% de sus exportaciones y alrededor de 3,5% de sus importaciones totales. Al estudiar el comercio desde la perspectiva de la ASEAN, las proporciones respecto al total son similares: 2,8% de las importaciones y 3,2% de las exportaciones.
La información desagregada por mecanismos de integración, refleja que el MERCOSUR es quien exporta el mayor volumen de bienes a la ASEAN, a pesar de que actualmente no existen TLC firmados entre estos mecanismos. Mientras tanto la CARICOM en 2007 reportó un importante aumento en las exportaciones a la ASEAN, propiciado por el incremento de las exportaciones de combustibles minerales. Por el lado de las importaciones la AP destaca como el principal receptor de bienes de la ASEAN. En tanto que, el SICA, aumentó significativamente sus importaciones de la ASEAN a partir de 2009.
La dotación de factores productivos de América Latina y el Caribe destaca las ventajas comparativas de la región en actividades del sector primario, por esta razón para el 2012 los bienes primarios (combustibles y no combustibles) representaron 75% de las exportaciones de la región a la ASEAN.
Por su parte, las importaciones de América Latina y el Caribe provenientes de la ASEAN estuvieron compuestas, en su mayoría, por bienes de alta y media intensidad tecnológica. En conjunto, estos bienes representaron 71% del total importado en 2012.
Los flujos de IED desde la ASEAN hacia los países de América Latina y el Caribe no han sido significativos en comparación a los flujos destinados a otras regiones. Del total de IED realizada por la ASEAN en 2009, tan sólo 0,6% se destinó hacia América Latina. Dicha proporción aumentó a 1% en 2013. Se observa que Singapur es el país de la ASEAN que mayor flujo de IED destina hacia América Latina y el Caribe, representando 69% del total en 2013, seguido por Tailandia con 17%. Por su parte, México y Brasil han sido los mayores receptores de IED proveniente de la ASEAN, representando respectivamente, 40% y 44% del total.
Por último, en las conclusiones se muestran los principales hallazgos de la investigación, reconociendo posibles áreas de complementariedad que permitirían profundizar y fortalecer las relaciones económicas entre América Latina y el Caribe y la ASEAN.
El análisis se pone de manifiesto un conjunto de oportunidades que deben ser abordadas con el objetivo de fortalecer las relaciones económicas entre ambas regiones. Uno de los ejes de acción en los cuales existen tareas pendientes es en la expansión, profundización y celeridad en la firma de acuerdos, que brinde un marco institucional sólido para avanzar hacia una mayor articulación y complementariedad.
El incremento de la cooperación y de los vínculos comerciales y de inversión podría ser beneficioso para mejorar el desempeño económico de ambas regiones. En materia de infraestructura y logística, la ASEAN tiene una experiencia exitosa que podría servir de modelo para Latinoamérica y el Caribe, ya que algunos países de la región muestran cierto rezago en esta materia.
Por otro lado, si bien la ASEAN tiene avances en la generación de encadenamientos productivos, ambas regiones muestran potencialidades para aumentar su participación en las cadenas globales de valor y el desarrollo del comercio intraindustrial. Este proceso podría facilitar la transferencia de tecnologías e incentivar la innovación necesaria, para alcanzar una transformación productiva exitosa.
Fuente: SELA |