El crecimiento en América Latina y el Caribe ha sufrido un doble golpe: la actividad económica se desaceleró drásticamente y las perspectivas a mediano plazo continúan deteriorándose. Por lo tanto, no debe sorprender que las autoridades de toda la región estén buscando activamente formas de revitalizar el crecimiento.
Una solución puede ser incrementar el comercio, tanto dentro de la región como con el resto del mundo Nuestro nuevo estudio analiza el desempeño de las exportaciones en las regiones en desarrollo y de mercados emergentes en las últimas dos décadas, a fin de evaluar el potencial de crecimiento futuro en América Latina. La evidencia apunta a que en la mayoría de los países de la región, el comercio es inferior a lo que cabría esperar en función de los parámetros de modelos estándar. Este ha sido un problema persistente a lo largo de casi un cuarto de siglo, y se debe en parte a la geografía de la región y al legado de políticas proteccionistas.
Nuestro argumento es que la integración en los procesos de producción multinacionales (es decir, las cadenas mundiales de valor) y los acuerdos comerciales podrían ser beneficiosos, pero estos distan mucho de ser soluciones mágicas, sobre todo en la actual coyuntura mundial. Las autoridades de América Latina tienen que formular políticas que incrementen la competitividad de sus exportaciones y que permitan el ingreso a los grandes mercados, que típicamente son las economías avanzadas.
Comercio débil