Este informe analiza el desarrollo de las personas en Paraguay vinculando dos paradigmas: Desarrollo Humano (DH) y Trabajo Decente (TD), empleados por el PNUD y la OIT, respectivamente.
El enfoque de DH sostiene que las políticas sociales y económicas deben ampliar las capacidades individuales y la libertad de las personas para lograr una vida mejor. En consecuencia, una prueba esencial del desarrollo, que incluye la reducción de pobreza es si, de facto, la gente ha logrado mayores libertades. El DH se fundamenta en dos elementos básicos:
a) la formación de capacidades humanas, tales como mejor salud y mejores conocimientos y habilidades, y b) el uso de las capacidades adquiridas, por las personas, para actividades productivas, el ocio y/o la participación en actividades sociales, culturales o políticas.
De acuerdo a esta definición de Desarrollo Humano, el ingreso económico es sólo una de las dimensiones que genera y define el bienestar. Con frecuencia es instrumental para acceder a capacidades y ejercer libertades, pero no es, por sí solo, el fin del proceso de desarrollo.
Este enfoque de Desarrollo Humano permite pasar de un concepto de crecimiento de la economía de un país, medido por el Producto Interno Bruto per cápita, al concepto de desarrollo de la gente, vinculado a libertades y capacidades que incluyen el bienestar. Es pasar de la economía a la gente.
El concepto del Trabajo Decente (TD) está fuertemente asociado con el DH a través de la expansión de las libertades reales de las personas o actores colectivos. La OIT define el Trabajo Decente como el trabajo productivo para los hombres y las mujeres en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana. Es decir, el Trabajo Decente supone una actividad productiva que aporte un ingreso justo, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las y los trabajadores y sus familias, que ofrezca mejores perspectivas de desarrollo personal y favorezca la integración social; que dé libertad a las personas para manifestar sus inquietudes, organizarse y participar en las decisiones que inciden en su vida; y que garantice la igualdad de oportunidades y de trato para todos. Los objetivos del TD deben existir para todos las y los trabajadores, en la economía formal e informal, en el empleo asalariado o trabajando por cuenta propia, en el campo, en la fábrica, y finalmente en su hogar o en la comunidad.
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